miércoles, 21 de mayo de 2014

Único protagonista de una película de un solo personaje


Tiene que quemarte por dentro, debes arder y sentir como estalla en tu interior, las lenguas de fuego han de acariciar cada centímetro de tu cuerpo. Tienes que sentirte de mil veces a la vez, el peso del cielo quiere desmoronarse sobre tu cabeza mientras que por dentro el árido desierto ha querido instalarse ahí dentro, y quiere quedarse rato, porque ha pagado el alquiler. Aclarando que todo se te viene encima, y tienes los lujos de sentirte vacío. Y aún te atreves a pretender entender, a cuestionar  si es posible sentirse así.
Pequeño ser humano irrelevante a ojos del resto de habitantes del gran mundo, ¿piensas de verdad que solo tú te sientes al borde del comienzo de lo desconocido?
Podrías ser la primera página de cualquier novela cuyo lector no se ha parado a pensar que la historia morirá algún día, eres la hoja acre que cree ser la única que cambia y cae, deberías ser el último ocaso del año imaginando que no habrá más.
Pero hay más libros, y hay más hojas que lloran en otoño, y hay más atardeceres asesinados a final de cada año.
Caminaste el otro día, y como cualquier otro, decidiste mirarte en el reflejo de un escaparate, te prometes ser un poco menos ordinario y al final es contrario el efecto. Caminaste bajo las tormentas de finales de mayo, pensando de nuevo en saltar y guardar experiencias bajo tierra, pensaste en el futuro, y por qué no, en todos los errores mal solucionados olvidados en el buzón de voz. Casualmente era de noche cuando decidiste poner la canción con mayor concentración de melancolía y te atreviste a pensar que querías ver al resto de irrelevantes caminantes en tu lugar.

¿De verdad seguimos creyendo que somos los únicos que pensamos lo que sentimos, y decimos lo que mentimos?