viernes, 27 de diciembre de 2013

La ciudad de los rostros sin alma

Recogía cartas de suicidio y las transcribía en el ordenador, quería terminar el libro, pero murió el sueño al quedarse anclado en la última página. 
No pienso terminar el libro por ti.
Serás la última persona que me atormente antes de cerrar los ojos y caer, eres un demonio más añadido a la lista, y sois unos cabrones, no cabéis bajo mi cama, y ya no me puedo permitir comprarme una más grande. Acucias mis pesadillas durmiendo a mi lado, un recuerdo. Y tus ojos, burlones, vacíos de sentimientos, tan arrogantes antes de volarte la cabeza. ¿Cómo te atreves a dejarme a solas en este mundo de locos? Decidiste volverte uno de ellos y dejarme con cordura. Es un tormento verte caminar con un traje de Armani, con los ojos burlones, vacíos y arrogantes, por las calles de la ciudad de los rostros sin alma. Unido a la compañía del Carnaval de las sonrisas que arrastran la sombra de la mentira.
Me vuelve a faltar algo tangible a lo que ceñirme, me falta sentarme sobre la cama y escuchar viejos vinilos, me falta el desayuno a medianoche, me sobran los cigarros, la sangre, y la vida entre otras cosas.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Somos, pero no estamos


¿Confundes el pasado?
¿Te hundes en la mentira?
Bienvenido.
Somos los que sangramos,
la débil voz que grita.
Vacíos.
Perdón, por arrojarme
desde la azotea de mi
egocentrismo.
Siento ahora adorarte
al ponerle tú un fin
sin sentido.

No me malinterpretes, no soy una grupie de las coplas de pie quebrado, pero ya que tenía que ceñirme a ellas por culpa (o tal vez) gracias a un trabajo, he cogido las palabras y no he tenido otra salida que ordenarlas.

martes, 17 de diciembre de 2013

La primera página de mi primera Constitución.

Prometo no arrojarme desde la azotea de mi egocentrismo. Prometo dedicarme a contar los silencios que existen antes de desaparecer tras la puerta. Prometo bajar más a menudo al mundo de los vivos, aquí arriba  me estoy pudriendo por fuera en vez de por dentro. Prometo ver a cámara lenta el presente antes de agonizar y morir. Prometo empezar a perder el tiempo, a comer de nuevo los complejos que han desarrollado los sueños. Prometo destruirme por dentro, y ponerme a la cola, porque me he dado cuenta de que todos nos hemos corrompido en algún momento entre verano y el invierno. Un pasado en negro y un  futuro en gris. Un candado a nuestro alrededor, unas lágrimas teñidas de rojo. Los niños de ahora ya no lloran por los ojos, nos hemos vuelto más violentos. Prometo desgarrarme con mi propio reflejo, le veo esquelético últimamente.

Prometo dejar de escribir promesas en mi piel si las cicatrices no van a recordármelas.

jueves, 24 de octubre de 2013

Siempre nos faltará el tiempo

Te han mentido, el tiempo no existe. No vives si nunca saltas desde el acantilado, no vives si no esperas  el primer copo del sempiterno invierno, no si no te vuelves intangible entre la niebla, o si no cruzas los besos con palabras ni miradas errantes desde los polos opuestos de una misma cama.
La culpa la tiene el dinero que es tan estúpido como para dejarnos imaginar más de la cuenta, aunque me callo y te grita mi silencio que tú tienes la culpa de que me esconda al fondo del armario de ropa de invierno.
Me quito el sombrero ante Parmenides pues el tampoco creyó en la existencia del movimiento. Fotografías en la pared de alguien que vive más allá, la cita entre comillas al comienzo de un nuevo libro, o las voces de un loco que le hablan y le comen la cabeza. Qué malo es el tiempo que hemos creado como psicópatas humanos que somos.

martes, 15 de octubre de 2013

Bulímicos corazones


El corazón que vivía en mi se ha vuelto bulímico, y vomitará todo aquel sentimiento que lo haga verse más gordo por sentirse culpable al intentar recomponer los cristales de las fotos que por algún arrebato me dio por tirar por la ventana. No he recogido los recuerdos rotos porque me da miedo cortarme con ellos, y doy por hecho que lo haré. Así que ahí quedan, brillando cada mañana cuando un sol cada vez más alejado y frío incide sobre ellos y su reflejo tiende siempre penetrar por mi ventana y despertarme. Nunca llevo una mochila preparada, ni la cabeza bien ordenada, y si se diese el caso, si las bombas decidieran caer hoy desde el cielo tendría que verme forzada a salir corriendo medio desnuda, siempre con una foto desdoblada entre los dedos y una canción antigua en mis entrañas. Mis ojos se han vuelto drogadictos y tienden a deformar los recodos de los paisajes, tienden a crispar las sonrisas ajenas y a volverlo todo un poco más alejado que el día anterior. Salgo con la ropa del día anterior a la calle y las personas que pasan a mi lado son siempre nuevos caminantes, lo que hace que me pregunte por qué yo sigo siendo la misma merodeadora que ayer

domingo, 29 de septiembre de 2013

Te perdí bajo la nieve, bajo el silencio eterno de las montañas, frente a la ventana de un bar vacío en medio de la nada. Se quedó tu sonrisa reflejada en ese cristal para siempre, el vaho que salió de tus labios y que nubló la ventana. Se quedaron mis manos heladas pegadas al radiador. Ahí se quedaron las conversaciones, los amigos, ahí comenzó y terminó todo, como en un macabro juego, como en una película de cine alternativo. Ahí se quedaron nuestros personajes, atrapados en un tren viajando hasta el fin del mundo, creyéndonos tan mayores, tan adultos. Ahí se quedaron mis auriculares olvidados en un banco mientras nos hacíamos los libres intentando no enfermar bajo la lluvia de marzo. Ahí se quedará el helado que nunca llegamos a terminar, la canción que nunca llegamos a especificar y a las personas que quedaron sin nombre. Ahí se quedaron las calles vacías de una ciudad extranjera. Ahí nos quedaremos para siempre, ahí quedarán mis sentimientos antes de que todo se comenzara a volver demasiado complicado. Ahí te quedarás tú, esperando a que simplemente te suceda algo bueno, algo que siempre andas buscando y nunca encuentras. Aquí es donde te desentierro y te digo que me importa una mierda, que nadie era tan tú como tú.

viernes, 20 de septiembre de 2013

No creí que me volvería a pasar

Y a las dos de la mañana es cuando más ganas tengo de besarte. Y ahora mismo te estoy viendo en cualquier parte y te prometo que ahora mismo desearía que estuvieras aquí, pero no lo estás. Y que estés probando los labios de alguna desconocida te prometo que me está matando. Silencio en esta pequeña casa de capital y lo único que mantiene este lugar humano son los desbocados latidos de mi corazón, acelerado. ¿Cómo voy a dormirme si solo podría conseguirlo si tú estuvieras a mi lado? Necesito que me envuelvas con tus brazos y me acerques tanto a ti que seamos solo uno. Prometo que hacía tiempo que no sentía nada de esto, que aquellos sentimientos que creía haber desterrado y enterrado bajo tierra, encerrados con candado y contraseña se han fortalecidos y juro que han derribado los muros, las barricadas y las barreras. ¿Dónde estás? Te buscaré entre los confines de un sueño irreal, me despertaré a las cinco de la mañana y no sabré si quiera si habrás llegado a tu casa. Me pregunto si estás pensando en qué lugar me encuentro, me pregunto si quieres encontrarme tanto como yo de que me encuentres.  Y no me funciona el teléfono y no puedo escribirte nada, porque sé que ahora no tendrá importancia, porque veo difuminado, porque me pregunto cómo habré llegado a casa, porque escribo incoherencias, y ahora mismo más que mi cabeza, grita el corazón. Luchando por desangrarse y hacerme sentir lo real que es todo esto. Cuélate por mi ventana y olvidemos quienes somos.

Existe

Quiero despertarme en un lugar diferente cada día, ver el amanecer desde la ventana de cualquier ciudad cada día. Quiero tener una taza de café calentándome las manos mientras me siento frente al cristal y simplemente ver llover. Necesito que te sientes a mi lado en completo silencio, que nos estemos rozando, quiero ver el aire convertido en electricidad, quiero que tus ojos me perforen mientras yo imagino ver formas cambiantes y sinuosas en un humo que desaparece. Te quiero así, que saltes de mi plano imaginario, que llames a la puerta y que no digas nada, necesito que seas tú.
Apoyado de forma arrogante bajo el marco de mi puerta, con tus ojos tan llenos y vacíos, con el cabello despeinado y con tu olor a tabaco. Espérame bajo ese marco,empapado en un día lejano de noviembre.
Tengo ganas de conocerte, veo estrellas en los ojos, y posiblemente esté perdiendo la cabeza. Perdámonos entre las calles encantadas de Tokio, andemos buscando un bar escondido en uno de los recodos de la ciudad, y sentémonos en mesas diferentes, alejadas y distantes. Atraviésame con la mirada mientras te ignoro. Te pido que nunca pares de mirarme así, no intentes ligar conmigo, no intentes ser mi amigo, no digas nada, simplemente ven y siéntate a mi lado. No pretendas querer impresionarme, entonces me impresionarás. Habla en voz baja, que tus palabras resuenen en mi cabeza, hipnotízame, y sé mi alma gemela. Nunca me digas de donde vienes o a donde te diriges. Sé un tatuaje permanente en mi vida. Salta de la ficción a la realidad. Existe.

lunes, 16 de septiembre de 2013

3. Ahógame

Sonrío en medio de la oscuridad, tal vez sean las tres o cuatro de la madrugada. Las emociones a flor de piel, las noches de septiembre, el sonido de una calle que resulta circular en mi misma habitación. Todo gira, es increíble, hacía tiempo que no volvía a sentir esto, y me siento tan culpable como maravillada.
Qué ciegos estamos, qué poco queremos ver, que poco queremos entender. Nos lanzamos al vacío, sabiendo que nos acabaremos estrellando contra las rocas afiladas al final de la garganta, y nos encanta. Perdamos la cabeza, juro que en estos momentos quiero tirar el mundo por la ventana, quiero correr y nunca parar. ¿Qué estáis haciendo? Me estoy convirtiendo en alguien que no soy, alzáis mi autoestima, y poco a poco vuestras palabras vuelven a alzarse contra las mías. De pronto todo es como antes y me siento invencible, destructiva. Por una vez perdí la cabeza como solía hacerlo hace tiempo, desde que...

¿Y ahora? Me acabas de anclar al fondo del océano, y me quedo sin aire. Me acabas de dejar sin aliento, y ahora no tiene gracia. ¿Por qué ahora? Juro que era libre y que seguía ascendiendo la montaña que tanto me queda por escapar. No hagas que vuelva a sentirme culpable de lo que estoy haciendo, acabas de dividirme.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Cállame

La música estaba demasiado alta, pero en mi cabeza ni era más que un eco lejano, algo diminuto que me sujetaba a la realidad. Había demasiada gente, pero no la suficiente, no como para desaparecer entre ella, cerrar los ojos y dejarme invadir por la multitud. Te acabo de romper en mil pedazos y me he marchado, no sé dónde estás y te vuelvo a buscar, y sé que tú también te has visto inmerso en esta marea de gente para encontrarme. Lo hago una y otra vez, ¿por qué lo sigues intentando? ¿Por qué te sigo buscando? No es amor, no es nada de eso, pero aún así busco una sonrisa diferente entre el resto de la gente.
Solo me apetece besarte y nada más, después olvidarlo todo. Y así, despeinada, una mirada demasiado oscura y unos pensamientos que van más allá de lo común, me balanceo hasta ti. No quiero que hables, porque todo se perderá si lo haces, entonces te beso. No me gustas, pero sin embargo te necesito y simplemente, me moría de ganas por besarte.
¿Cuántas veces te lo he advertido?¿Cuántas veces lo has vuelto a intentar? Pretendes cambiarme, pretendes que aparente ser lo que todas aparentan esconder, pretendes hacerme cambiar de opinión. ¿Cuántas veces te lo habré repetido? Te romperé, haré que te pierdas y que pierdas el sentido de las formas. No me lo permitas, vete, porque soy demasiado callada como para decirte que te odio.