“Preferiría sufrir contigo a sufrir sin ti”
dijo el silencio al tiempo,
dijo mi silencio atronador a tu tiempo finito.
Habló la ausencia de color, dejándonos sin rumbo y con los
caminos retorcidos nos encontramos en el mismo punto que decidimos comenzar a
caminar. Y caminando hemos encontrado piedras, ríos, arboles caídos y abismos
infinitos.
Por mí, ven y encuéntrame encerrada en mí, perdóname por
dedicarme a convertir el caos interno en palabras como modo de terapia y forma
de entenderme a mí misma en vez de crear belleza a partir de nosotros mismos.
Me da miedo seguir estallando, convertirme en frío y luego
en nada entre mirada y mirada vacía. Me da miedo quedarme sin aliento y sin
respiración debido a la sensación de subir y no hundirme. Me da miedo que me
arrastren todo lo malo que surge del agujero que quiere abrirse en mi pecho. Me da miedo seguir vistiéndome de complicaciones e interrogante cuya respuesta es un leve encogimiento de hombros
Pero, que le jodan al miedo.
¿Sabes? No tienes ni idea, pero me has salvado la vida con
una verdad de las tuyas, las cuales sobrepasan cualquier mentira de las
suyas. Menos idea tienes que desde
diciembre he dejado de imaginarme al borde de cada precipicio, de pensar sobre
lo que fue. He dejado de lado la mala costumbre de sacar los demonios cada día para
sacarlos solo de paseo una vez al mes, he dejado las pesadillas de una vez por todas con Jack y los
sueños de mi lado. He dejado el odio sobre el metal y he comenzado a ver los
colores que no veía hace años.
¿Sabes? He empezado a ver un tú antes que un mí, y eso
querido futuro, eso nos hace grandes.